Quisiera compartir con vosotras la ensoñación de una verdad. Una verdad que se desvela a modo de metáfora entre dos personas que se han conocido en un momento donde esto no parecía posible. Aunque lo importante no es cuándo se han conocido, ni cómo, ni quienes son estas dos personas. Como tampoco es importante el modo que tienen las almas para viajar cuando fisicamente no es posible. Lo que verdaderamente quisiera que desvelarais son los mensajes de esta metafórica y onírica historia:
Nunca estuve más lejos de la certeza que en aquel momento en que imaginé tus besos.
Como un juego silibinoso penetra por los recovecos de los recuerdos.
Te colaste incluso antes de tu inexistencia.
Dormía. Dormía sutil entre sueños de espejo y abismo.
Dormía. Dormía despistada entre las sábanas de duda y preguntas.
Sin saber cómo ni cuándo a mis manos cayó un libro, el libro de tu historia.
Sabor amargo y pegajoso entre mis dedos.
“No sabes cuál es el secreto de mi alma” me dijiste.
Aterrado de verdades impuestas creíste haber olvidado.
Entonces, al mostrarte mis puños llenos de tus dudas eternas diste hacia atrás un respingo.
Abriendo las manos te mostré las palmas repletas y girándolas dejé caer tus dudas al suelo, al igual que los sueños.
Aún con la sensación de resina entre mis dedos y entumecidas de tantos tiempos sostener el puño cerrado te dije:
“No necesito respuestas, porque tampoco quiero preguntas”.
Sin esperar nada y con las manos aún sucias quise darme la vuelta para dar por zanjado el encuentro. Para seguir durmiendo…
Pero no te fuiste. Te quedaste mirando.
Aún sigues aguardando a mis espaldas sin tocar el libro de tu vida que ahora está en blanco sobre el suelo.
Y no te vas. Eres el único que desvelando los anhelos de su alma no se va.
Sigues ahí con la mirada serena y directa sobre mí, a mis espaldas.
Sin saber cómo lo hiciste llegaste a mis oídos y susurraste:
“Yo también traigo para ti el desvelo de un secreto”.
Cerré los ojos para escucharlo y detenidamente en la mejilla me diste un beso.
¡Caló tan hondo! Que por fin mi lágrima pudo llegar hasta el suelo y abrir allí un universo.
Os invito ahora a compartir en los comentarios que creéis que esconden las metáforas de esta historia más significativas para ti. Por ejemplo: ¿Qué significa el dormir de ella? ¿Por qué habla de verdades impuestas? ¿Qué crees que ha olvidado? ¿A qué se refiere con dudas eternas? ¿Y por qué al tirarlas al suelo caen también los sueños? ¿Qué relación tienen las preguntas y respuestas, con el libro, que al final está en blanco? ¿Cuál es el secreto que él le desvela?
Wow! Que escrito tan lleno de… Todo!
Ahora mismo siento el responder a 2 de estas cuestiones; caen dudas y sueños, porque para mí van relacionados, en la vida pueden surgir dudas que estén directamente relacionadas con los sueños que tengamos y si cae uno, cae lo otro.
Y, el secreto que le desvela, es que la cosa más sencilla, puede significar un mundo, puede abrirnos las puertas al amor, ese amor que engloba nuestra vida y lo que nos da fuerzas para seguir adelante.
Es mi visión, en este momento, de estas cuestiones.
Gracias por tus palabras, Claudia, siempre!